En MIMARA Sabiñánigo, creemos que una residencia no es solo un lugar donde vivir, sino un verdadero hogar donde sentirse acompañado, valorado y plenamente cuidado. Somos un equipo multidisciplinar comprometido con la atención centrada en la persona, un modelo que pone en el centro a cada residente, reconociendo su historia, sus gustos, sus necesidades y su forma única de vivir.
Nuestro equipo está formado por profesionales vocacionales, con una alta cualificación y una gran sensibilidad hacia el cuidado de las personas mayores. Médicos, enfermeras, terapeutas, auxiliares y personal de servicios trabajan de forma coordinada para ofrecer una atención integral que no solo cubre las necesidades físicas y sanitarias, sino también las emocionales, sociales y espirituales. Fomentamos la cercanía en el trato, la empatía y la escucha activa, porque entendemos que el vínculo humano es fundamental para el bienestar de nuestros mayores.
El objetivo de nuestro trabajo diario es mejorar la calidad de vida de las personas residentes, potenciando su autonomía, respetando su libertad de elección y acompañándolas en esta etapa vital con respeto, paciencia y afecto. Fomentamos un clima familiar y de confianza, donde tanto los residentes como sus familias se sienten escuchados, apoyados y valorados.
Además, en MIMARA Sabiñánigo promovemos la participación activa en la vida del centro, creando espacios donde los residentes pueden tomar decisiones, opinar, compartir experiencias y sentirse útiles. Nos esforzamos por mantener sus vínculos con el entorno social, cultural y familiar, facilitando la integración con la comunidad de Sabiñánigo y su entorno natural.
Nuestra filosofía se basa en el convencimiento de que envejecer con dignidad, plenitud y alegría es posible cuando se combinan el cuidado profesional, un entorno humano y el respeto por la individualidad de cada persona. Por eso, cada día trabajamos con ilusión para ser mucho más que una residencia: queremos ser un lugar donde vivir con calidad, afecto y sentido.